Se inicia
este acompañamiento al CB Canarias en su desplazamiento a La Palma para muchos
de nosotros el viernes a las tres de la tarde, hora en la que debemos
presentarnos en el aeropuerto para recoger nuestras tarjetas de embarque, pero
antes muchos ya habían embalado bombos y cajas para poder embarcarlos y
facturarlos. Nuestra encargada de expedición, puesta por la agencia, allí
estaba, todo estaba en orden.
Llegó la
hora de embarcar, vamos todos al avión y empezamos con las anécdotas, l@
azafat@, que pasáramos hacia la parte delantera del avión pero todos los que
subían , se querían quedar en las alas o
para detrás, con lo que se empieza a formar un atasquito en la puerta del
avión, y al final quedan delante, al lado de la cabina, los últimos que
embarcamos, así podíamos ayudar al piloto “a frenar” ( los pies estaban
apoyados en la separación de la zona de equipaje y la cabina con el pasaje) y al lado de las
puertas de emergencia.
Despegamos y
se nos dice que en 25 minutos estaríamos en la isla bonita, vemos Bajamar, La
Punta, Anaga,… y nos adentramos en las
nubes, el mar debajo tranquilo por zonas y con “manchitas blancas” por otras.
Vemos tierra
e iniciamos la aproximación, y empiezan los ensayos, empezamos a calentar las
voces para el partido, algunas más que otros, (es que “el asfalto celestial”
tenía algún que otro “bache”) y los barrancos tienen desniveles que “se
sienten” en el cielo. Tiramos de los frenos y aterrizamos en Mazo, está algo
nublado, pero no hace frío. Recogemos nuestros bártulos y cogemos la guagua que
nos llevará a Los Cancajos, nos registramos en el aparta-hotel y empezamos a
mirar el reloj, compramos agua y algunas “cosillas” para dejar en la habitación
para “después”, líquidos elementos que necesitaban nevera y que sirven para
aliviar la inflamación de garganta.
También y
sin saberlo fuimos partícipes de la apertura de un nuevo espacio cultural que
estaba situado al lado del hotel y que abría sus puertas esa tarde.
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