El Iberostar Tenerife cae ante el Rey de Europa dando la cara hasta el final
Hay maneras y maneras de decir adiós a la temporada. Y el Iberostar Tenerife lo hizo este martes noche de la mejor forma posible: dando la cara hasta el final y dejándose la vida en el intento. El grupo de Fotis Katsikaris exhibió su versión más combativa para poner en serios aprietos al actual campeón de la Euroliga. Los detalles y el mayor potencial del Real Madrid acabaron decantando la balanza de su lado (75-84), no sin antes tener que sufrir lo suyo para superar a un equipo, el aurinegro, que volvió a contar con el aliento incansable de un Santiago Martín lleno hasta la bandera.
No fue un partido ni mucho menos plácido para los de Pablo Laso, que tuvieron que recurrir a la envergadura de Walter Tavares y al talento de Rudy Fernández, Luka Doncic o Sergio Llull, en los momentos más delicados, para impedir que el Canarias alargara la serie a un tercer partido. La fe de los tinerfeños, un gran Mike Tobey (18 puntos y 16 rebotes) y el carácter insular para tirar siempre de orgullo, por difícil que estuviera el choque, explican en parte lo mucho que le costó a los madridistas salir airosos de La Laguna.
El encuentro nació atropellado, con demasiados errores por bando; pero en ese peculiar intercambio de golpes y desaciertos a ritmo de vértigo fueron los centímetros y el poderío físico de Tavares, sin duda la mayor atalaya de la Europa cestista, lo que dio a los visitantes las primeras rentas en el electrónico (2-7). El caso es que el conjunto insular fue ajustando sus piezas con el paso de los minutos (14-14, min. 10), aprendió a leer el planteamiento del rival, que salió con cuatro pequeños; y fue ganando en confianza.
Cinco puntos consecutivos de Tim Abromaitis cimentaron un parcial de 10-0 que disparaba a los anfitriones: 22-14, tras triple de Tobias Borg. Fue entonces cuando irrumpió la figura de Rudy Fernández, clave con cuatro triples en el segundo cuarto para voltear otra vez el guión del lado visitante. El equipo blanco devolvió el parcial a los canaristas (0-10) y fue sumando argumentos a la causa para irse al descanso doce arriba, después de un triple de Doncic (32-44).
Tras la pausa, el Real Madrid volvió a salir con todo (32-47, tras triple del esloveno), pero el Iberostar Tenerife no estaba dispuesto a bajar los brazos. El orgullo de los aurinegros les acercó en dos ocasiones hasta los siete puntos (40-47 y 46-53). La reacción de los de Katsikaris, espoleados por un Santiago Martín impecable, puso por momento a su adversario contra las cuerdas. El buen hacer insular fue incluso a más en el epílogo (73-77, con solo dos minutos para el cierre), con varios decisiones arbitrales de por medio que la parroquia local protestó de manera reiterada.
El caso es que cuando más apretaban los laguneros apareció otra vez la enorme calidad del plantel blanco, en esta caso en la figura de Sergio Llull, que con cuatro puntos consecutivos firmó ya el arreón definitivo para que los madridistas terminaran llevándose la victoria (75-84). No fue en cualquier caso una derrota dolorosa, ya que la afición aurinegra despidió a los suyos con una sonada ovación y reconoció el trabajo de una temporada inolvidable.
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