Salimos del
pabellón, unos se iban al hotel
(viajaron con sus hijos más pequeños y era muy tarde, incluso algunos salían de
regreso a primera hora de la mañana) y otros nos íbamos a cenar, tras caminar
hasta el bar donde cenábamos por toda la Avenida Marítima, fuimos saludando a
algunos conocidos (nos tropezamos con
Jaime Heras, con Aurelio,…) y a otros caminante anónimos que nos felicitaban.
Bueno lo de
la cena, mejor corremos “un tupido velo” porque como en las bodas, nunca sale a
gusto de todos y si encima te engañan pues nada, a salir del paso como puedas y
a no enturbiar la FELICIDAD conseguida
con la VICTORIA del equipo (¡¡¡Ojo con “La Casa Del Mar”!!!). La guagua nos
espera a la salida del bar y nos lleva de regreso al hotel.
Y señores a
partir de aquí ya no hay versiones oficiales, todo lo que ahora se diga es
EXTRAOFICIAL. Parece ser que se celebró una “reunión de urgencia” entre una
veintena de aficionados que buscaban la forma de recuperar el “canon perdido”
en una habitación del hotel.
Parece que
por otro lado, se participó en la inauguración de una discoteca situada al
final de la avenida del hotel, que contó con la asistencia de algunos invitados
de altura, de gente “futura ACB”.
Esas mismas fuentes NO OFICIALES cuentan que
en algunas habitaciones dobles tuvieron cabida hasta 14 ó 15 ocupantes que
necesitaron de los “líquidos elementos aliviadores de las inflamaciones de
garganta” y que en alguna habitación no se hizo uso de las mantas porque las
camas ya estaban “calentitas” y porque cuando se acostaron el sol ya había
templado las sábanas.
Y con todo
esto llegaba el amanecer cuando gente algo despistada intentaba entrar en
habitaciones que no eran las suyas, las llaves no abrían, lógicamente no eran
las de esa habitación y otros no podían cerrarlas para lo que rodaban muebles
para asegurar las puertas.
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